Para que el gesto de
lavarte la cara sea todo lo higiénico y reparador que quieres, debes tener en
cuenta todo el proceso y reparar en cada paso
Lavarte la cara suele ser la rutina de belleza más simple. Por eso, no
es raro cometer algunos errores en el proceso. Debes tomar en cuenta que ciertas
acciones pueden ser contraproducentes y generar problemas en tu rostro.
No olvides que la piel de la cara es una de las zonas más delicadas y
debe ser tratada con mucho cuidado. Presta atención a los cuidados que tienes y
modifica aquellos hábitos que estén causando problemas.
Aquí te explicaremos cuáles son.
1. No te lavas las manos
Este error es muy común: no sueles lavarte las manos antes de proceder a
lavarte la cara. De hecho, mucha gente piensa que no tiene sentido
lavar las manos antes de
limpiar el rostro, si igual se van a usar productos de limpieza.
Bueno, aunque no lo creas, lavar la manos es vital. La razón es
que las manos están expuestas a bacterias debido a que
tocas innumerables superficies.
Algunos productos para la limpieza del rostro no están preparados para
eliminar estas impurezas y si los usas en las etapas iniciales podrías estar
contaminándolos.
2. No cambias de productos en años
De seguro tienes algún producto de belleza preferido. Quizás te encanta
porque es muy fresco, huele bien y es suave. Sin embargo, el mundo a nuestro
alrededor no se mantiene igual y va cambiando conforme el clima.
Por eso debes ajustar tu rutina de cuidados.
No es lo mismo la humedad y el calor del verano que te hace
sudar más al frío seco del invierno.
Fíjate qué limpiadores son mejores para cada época del año y
estarás siempre un paso por delante. No te apegues a ningún producto.
El producto de limpieza ideal debe remover las impurezas, el maquillaje
y todas las células muertas sin quitar los aceites naturales de tu piel.
Encuentra un limpiador que haga el trabajo (sin que sea demasiado suave,
pues estos requieren doble lavado para obtener una limpieza profunda).
También evita uno que sea sumamente abrasivo porque ocasionan que tu
piel se irrite y se seque.
3. No cuidas la exfoliación
Muy rara vez necesitarás exfoliar el rostro todos los días, ya que esto
puede hacer que se reseque la piel. Algunos exfoliantes podrían dañarla,
porque contienen químicos que son muy agresivos y, por lo general, suele
ser suficiente con lavar la cara diario.
Lo ideal es que la exfoliación se haga una vez por semana o dos veces al mes,
en función del producto utilizado. De esta forma evitarás perder la
suavidad de tu piel y le darás el uso apropiado al exfoliante.
4. Eres muy poco cuidadosa con
tu piel
¿Eres de las que secan muy fuerte luego de lavarte la cara? Analiza si
tallas demasiado tu piel, jalando con la toalla. Si piensas que cuanto más
fuerte seques, mejor se limpia la piel, estás equivocada.
De hecho, podrías estar ocasionando un gran daño. Trata de hacer
todo siempre con movimientos circulares y suaves: limpiar, exfoliar y secar. Eso reduce el
daño y es más efectivo para lograr una limpieza en condiciones.
Al terminar, seca con ligeros golpecitos y usa una toalla suave. No te
excedas y trátala con cuidado.
5. No aplicas correctamente el
limpiador
Debes aplicarte correctamente el producto limpiador. Los poros son los que
lo absorberán para llevarlo a las capas profundas de tu piel. Por
eso debes aplicarlo con movimientos circulares, muy ligeros y suaves.
Si lo haces de manera horizontal o vertical puede que te demores un poco
más. Revisa y sigue las instrucciones del limpiador: verás que, aunque
puede tratarse de un proceso lento, trae muchos beneficios.
6. No usas agua con la temperatura
adecuada
Existe la creencia de que el agua caliente abre los poros y el agua fría
los cierra. Aunque es una idea muy extendida, en realidad es un mito. Los poros
no tienen músculos que los abran y los cierren.
Lo que sí debes tener presente es que si eliges lavarte la cara con
agua muy caliente, dañarás los aceites naturales que protegen tu piel. Esto
puede generar resequedad y una producción descontrolada de sebo.
Lo más recomendable es utilizar agua tibia, ya que no te provocará
ningún daño y eliminará correctamente las impurezas. Además, es mucho
más agradable la sensación de agua tibia.
7. No enjuagas bien
Con la limpieza no termina tu rutina de belleza. Es donde inicia ya que,
con el rostro limpio, puedes aplicar los tónicos, humectantes, sueros y
protector para mantener el rostro sano.
Luego de haber utilizado todos estos productos en tu rutina debes tener
presente que si no te enjuagas bien, se comienzan a acumular sobre tu piel.
Esto trae como consecuencia poros obstruidos y provoca piel seca y
aparición de barritos.
Es importante que enjuagues adecuadamente. Presta especial atención
cuando llevas prisa por la mañana o te mueres de cansancio por la
noche.
No olvides enjuagar la quijada, la línea del cabello y la nariz. Son tres
lugares que solemos pasar por alto con suma facilidad.
Quizás has cometido estos errores en más de una ocasión al lavarte la
cara y ni lo habías pensado. Probablemente creas que solo necesitas un
jabón y agua fría.
Ahora ya tienes una lista de las acciones vitales para tener una
buena rutina de belleza.
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